Narración oral
Contar es darle la mano al que está al lado e irse de paseo a transitar una historia. Es ordenar el mundo, desordenarlo y volverlo a ordenar. Es construir y destruir. Contar es un billete de ida y vuelta. Es un, dos, tres. Contar es comunicar de un modo particular.
Sin más. Sin menos. Eso es lo que intento hacer.
Cuento historias populares, adapto cuentos de autores conocidos, o invento alguna historia propia, y paso de una a otra con un desparpajo a veces irreverente. No pido perdón y no me comprometo a seguir así.
La primera historia que recuerdo es una que me contaba mi abuela antes de irme a dormir. Mi abuelo viajaba en volanta, cuando de pronto una de sus enormes ruedas se enganchó con una piedra, se rompió, y mi abuelo salió despedido por los aires. Se dio un golpe terrible, y cuando levantó la cabeza, vio que se acercaban dos lagartos. Corrió, se trepó a un árbol… Y ahí se acaba la historia: mi abuelo en el árbol y yo, durmiendo.
Algunas sesiones de narración oral: